La electrificación y
la llegada de los SUV ha hecho que desaparezca casi la totalidad de estos modelos
El segmento de los utilitarios deportivos no pasa por su
mejor momento. Hagamos memoria, hace menos de tres lustros quien quería optar
por un mini GTI tenía a su disposición un amplísimo escaparate de modelos: 208
GTI, Ibiza Cupra, Renault Clio RS, DS3 Performance, Opel Corsa OPC … Pero hoy,
la cuenta se reduce escasamente a tres modelos como son el Volkswagen Polo GTI
y Ford Fiesta ST, veteranos igualmente en estas lides a los que se suma también
el Hyundai i20 N. Muchos quizá sumen a esta cuenta al Swift Sport e incluso al
Mini Cooper S porque en la marca británica, hablar ya de John Cooper Works es
hacerlo de un bloque que supera los 300 CV. Tampoco meteríamos en la ecuación
al GR Yaris aunque sí lo haga por tamaño, su concepción mucho más radical y su
tracción total le sitúan en un escalón intermedio.
Entonces, ¿cómo queda el asunto? Pues con esa terna comentada en la que el usuario ha de ahogar sus penas prestacionales a base de potencia desmedida en formato casi urbano. Hablamos de modelos que superan por poco los 4 metros de largo, que tienen una clara vocación interurbana pero que gracias a los bloques retocados que montan, retocados por sus respectivos departamentos deportivos, consiguen que su entorno predilecto sea cualquier carretera de montaña llena de curvas. Porque ninguno de los tres modelos aquí presentados baja de los 200 CV, una potencia que hace menos de tres décadas estaba reservada para las versiones deportiva de los compactos. Una auténtica locura que les convierte en mini-cohetes y consigue que sus conductores tengan siempre en el rostro dibujada una sonrisa.
Recientemente actualizado, es uno de los grandes veteranos
de la categoría así como una de las grandes referencias. Muchos han dejado de
poner sus miras en él a causa de la inclusión del nuevo Puma ST, que hereda prácticamente
todos los elementos del mismo. En la actualización que está a punto de sufrir,
el Fiesta ST introduce mejoras estéticas y tecnológicas, dejando intacto el que
es uno de sus puntos fuertes: el conjunto mecánico y dinámico.
Porque el pequeño utilitario de Ford mantiene el excelente
bloque 1.5 EcoBoost Turbo de 3 cilindros que entrega nada menos que 200 CV a
6.000 rpm y 320 Nm de par entre las 1.600 y las 4.000. Valor, este último, que
mejora respecto al modelo saliente generando 30 Nm más que antes. Con ello, es
capaz de pasar de 0 a 100 km/h en tan solo 6,5 segundos y alcanza una velocidad
máxima de 230 km/h.
Dinámicamente es uno de los modelos referencia de
la categoría gracias a una puesta a punto del chasis muy trabajada. A ella se
suma un selector de modos de conducción con un programa Deportivo o uno bautizado
como Circuito que desata todo el potencial del coche. Por si eso no fuera
suficiente, el sistema de tracción y estabilidad se puede desconectar parcialmente
para aumentar las sensaciones. La guinda, el autoblocante mecánico
fabricado por Quaife (que cuesta cerca de 1.000 euros) al que se suma una indicador
de cambio de marcha y Launch Control.
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Nace directamente del mundo de la competición, concretamente
de las entrañas del equipo del WRC del que toma como base el i20 Coupé WRC. Un
modelo que conserva toda la estética juvenil del modelo original ensalzándola
con varios detalles de corte extremadamente deportivo como es una distancia al
suelo 10 mm inferior, llantas de aleación exclusivas de 18 pulgadas, frenos más
potentes, taloneras sobredimensionadas, un difusor trasero con doble salida de
escape ovalada o un gigantesco alerón posterior colocado sobre el portón que le
aporta un punto de radicalidad. La guinda, la combinación de colores del azul
celeste con el rojo performance.
En el interior mantiene la esencia del modelo original con un puesto de conducción espartano, con abundancia de plásticos duros pero bien ensamblados que enfatiza con elementos exclusivos como los asientos tipo bacquet tapizados en piel, los pedales en aluminio o un volante específico con comandos incrustados para activar los modos de conducción más deportivos. Exclusivo también es el forraje de la caja de cambios así como las visualizaciones del cuadro de mandos digital para los modos Custom 1 y 2. Con ellos, el usuario podrá configurar a su gusto los parámetros del vehículo para ofrecer la mejor respuesta. A ellos se suman los ya conocidos como Eco, Normal y Sport. Adicionalmente y solo en estos tres últimos, se puede activar un programa denominado Rev Match que activa el punta-tacón de manera automática al reducir la marcha y mantener siempre el rango de revoluciones óptimo.
Mecánicamente, el i20N está animado por un bloque
de cuatro cilindros con 1,6 litros de cilindrada y turbo que declara nada menos
que 204 CV de potencia y 275 Nm de par máximo. Homologa un 0 a 100 km/h de 6,7
segundos y una punta de 230 km/h. Cifras que consigue, siempre, con una caja de
cambios manual de seis relaciones porque en Hyundai han querido que este i20N
mantenga la esencia pura de los hot-hach más pequeños. Entre sus virtudes
dinámicas, dispone de un diferencial delantero de deslizamiento limitado
mecánico (no una función electrónica como suele ser el caso en muchos
modelos del segmento) para aprovechar perfectamente la entrega de par del
motor; un peso de 1.190 kilos y un chasis reforzado para transmitir las mayores
sensaciones.
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Otro de los veteranos de la categoría lleva entre nosotros
cerca de 40 años. En la sexta entrega que se acaba de renovar no podía faltar
su versión deportiva bajo las míticas siglas GTI. La apariencia estética ha
mejorado considerablemente aunque mantiene rasgos históricos como la franja
roja que recorre la calandra o, lógicamente, los logos GTI en las aletas
delanteras y la propia calandra. También ofrece una rejilla inferior en forma
de panal de abeja mientras que las llantas de aleación pueden ser de 17 o 18
pulgadas tras los cuales se ven las pinzas de freno en rojo.
Mismo tono que preside el salpicadero al que se suma la ya característica
tapicería Tartán. La digitalización está presente gracias al cuadro de
instrumentos de 10,25 pulgadas y a la pantalla central de 8 pulgadas que puede
ampliarse a 9,2 pulgadas mejorando las funciones de la misma y las aplicaciones
integradas.
Dinámicamente se mantiene su excelente puesta a punto
determinada por una suspensión rebajada en 15 mm al que se suma una barra estabilizadora
delantera más grande , bieletas de acoplamiento
más rígidas en la parte delantera y cojinetes guía
del eje más rígidos en la parte trasera, además de los
amortiguadores ajustables. El peso total en orden de marcha es de tan
sólo 1.286 kg. Tampoco deja atrás el diferencial autoblocante XDS
que permite siempre ofrecer la mejor tracción en la salida de las
curvas.
Un conjunto dinámico para facilitarle la vida al
gran protagonista, el motor. El Polo es el único de esta terna que opta por un
bloque de ‘gran cilindranda’ pues monta el afamado 2.0 TSI que en esta actualización
consigue escalar hasta los 207 CV y 320 Nm de par motor lo que combinado con
una caja de cambios automática DSG de siete relaciones (se espera que más
adelante esté disponible con la manual de seis relaciones) consigue un 0 a 100
km/h de 6,7 segundos y una punta de 240 km/h.